La maleta y la mochila esperan la partida junto a la puerta. Sobre la cama su ropa de viaje compone un bonito cuadro; lo contempla con placer: el pantalón color chocolate, la blusa del mismo tono que el pantalón, la chaqueta rosa cálido. Todo en algodón. Flip flops Tommy Hilfiger de tono tostado. En conjunto un bon bon. Le recorre el cuerpo un suspiro de placer ¡Al fin las vacaciones! ¡Al sur!. La saca de su momentánea felicidad la sensación del calor agobiante. El sudor la envuelve como un sudario. Entra en el baño: la bañera le sonríe ¡Qué delicia...! ¡Un chapuzón!. Abre el grifo y tantea el agua tibia sumergiendo el pie. Un espasmo de gusto y se sumerge poco a poco. El agua se va tornando rojo sangre. Los coágulos se mueven lentamente hacia sus pechos. La repugnancia la sobrecoge. Intenta moverse pero una fuerza sobrenatural se lo impide. Agita la cabeza de lado a lado. Nada. Esta atrapada. La sangre es cada vez más densa. Escalofríos de asco recorren su piel mientras que la cabeza y la cara le arden. Grita. El sonido se encierra en su mente. Al otro lado de la puerta oye el parloteo de dos vecinas: -¿Que no hay vacaciones? -pregunta una voz-.La otra contesta:- ¡Este año nos vemos veraneando en la bañera! , mi niña-. Se ríen con desgana.
Ella continúa luchando por emerger de la
sangre que engulle su cuerpo como un traje de plástico. Un vislumbre le dice que
esta dormida. Un sueño soporífero. Se debate en ese mundo incomprensible entre
el sueño y la realidad. Sumerge la cabeza y consigue despertar. Aturdida deja
vaciar la bañera y se prepara para ese viaje tan planeado. Al cerrar la puerta,
decide irse al norte y en el hotel tomar cuarto de baño con ducha.-más práctico-.
Su mente oscila todavía bajo la nefasta fascinación del sueño.
Pilar Molla-Gómez turolense de Barcelona con sangre de Nueva York, nativa del viaje, se acuna en la brisa de Fuerteventura, posee el entusiasmo de alguien que mira el mundo por primera vez. Empezó a escribir el verano pasado en un grupo que activamos para mejorar la cultura en la isla, y la mejoramos: éramos tres con visitas eventuales de alguien más. ( Una sonrisa)
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