domingo, 30 de agosto de 2015

Los peces payaso



No resulta fácil vivir sumergido. Hay muchos elementos que pueden disturbar una situación idílica: la piel se arruga, pueden hasta aparecer parásitos, como sucede a los mamíferos marinos. Van en manadas a los arrecifes de coral para que peces amables les retiren todos los organismos adheridos a su piel. Hasta los tiburones reprimen sus instintos depredadores con los encargados de la limpieza. Por ello tenía que tener bajo control el tiempo que pasaba bajo el agua fría de la bañera. Existía el riesgo de desarrollar algún tipo de dermatitis o tal vez adquirir un molusco entre las costillas. El teléfono vibró de nuevo. Quién cojones sería ahora.
Sacar la mano del agua, secarla un poco con la toalla, alcanzar el cacharro incomunicador. Lo fácil que resultaría sumergirlo y asesinarlo.
- Hola, ¿cómo estás? Seguro que metido en la bañera
- No somos nadie
- Sal, haz algo
- ¿Qué?
- Lo que sea, ¡estás fatal, todo el día solo y metido en una bañera de agua fría!
Cogió la burbujita con la cara de Isa y la arrastró hacia la x central de la pantalla, equivalente al water. Hay seres de arrecife y seres de mar abierto, pensó. El mar abierto es inmenso,  peligroso y sobre todo solitario, pero incluso los grandes seres que recorren miles de millas
marinas en constante migración precisan de vez en cuando los servicios de los alegres seres  vitales de los corales. Esa aglomeración que les pone sonrisa de pez payaso. Biodiversidad. Se sumergió un poco más, justo hasta el límite a partir del cual no podría respirar por la nariz. El
agua suena incluso parada. Se oyen goteos de origen incierto, pausados, separados en el  tiempo. El aire, a su alrededor, estaba caliente a pesar de las persianas y ventanas cerradas.
Los días transcurren como fotocopias de un horror soleado y sólo en la bañera lo podía  soportar, esperando la noche. Volvió a vibrar el móvil. Esta vez era Jeanette.
- Sal de la bañera y ven
- Hace calor
- Estoy aquí en casa con unos amigos. Tengo una marihuana increíble. VenJeanette era una estudiante francesa que había conocido a la fuerza tras constantes intentos de colarse en su estudio de pintura. Es lo malo de estos lugares para artistas: los peces se aglomeran para sonreír; presuponen que quieres sonreír con ellos porque estás allí. Enrealidad, se supone que acudes a los arrecifes para limpiar y ser limpiado y nada más y la creación en este mundo de simulacros es tan sólo un subgrupo de pretensiones más.
- ¿Estás contenta, sonríes?
- Claro que no. Todo es una mierda
- No tienes bañera. Es todo lo que te pasa
- La tengo, pero siempre me ducho
- Puedes vivir de otra manera, en serio
- Y tú también
- Bueno, voy
Era mentira, Jeanette siempre estaba sonriendo, incluso al llorar. Salió de la bañera y se secó. Las gotas de agua iban dejando un rastro por el suelo mezcladas con las gotas de sudor que ya resbalaban por su frente. El sudor es menos denso que el agua, por eso se desliza tan rápido por la piel y se mezcla en los labios dejando tras de sí un sabor salado de boca sedienta.
Procuró no correr demasiado con la bicicleta para no llegar empapado de calor. Este sol de verano es como una radiación mortal, una estación inhabitable que recorres con gafas oscuras  que te convierten en una especie de mosca.
Al llegar a casa de Jeanette sólo quedaba una amiga que se marchó enseguida, tras una breve  charla formal donde fue interrogado sobre su oficio o aficiones. "Vigilo la temperatura de mi  bañera" fue su escueta respuesta, mientras Jeanette lo cogía de la mano y le acariciaba el antebrazo. Jeanette acompañó a su amiga a la puerta y regresó al sofá.
- Eres un pez payaso- le dijo
- ¿Me necesitas?- dijo Jeanette mientras sus dedos jugaban con los rizos del pelo.
- Estoy lleno de parásitos- dijo mientras la cogía por la cintura y la acercaba para besarla.
Jeanette olía a verano aceptado y tras varias horas ambos sabían a sal. Jeanette no permitía llenar su bañera, sólo daba permiso para una ducha- juntos, por supuesto. En los arrecifes todo es rápido, breve, dinámico. Estaban los dos bajo un chorro generoso de agua tibia y ella insistía en recurrir a las palabras.
- ¿Te quedas esta noche?
- Soy una ballena azul y tú un pez payaso
- Eres un mentiroso
- Tengo cosas que hacer
- Te quieres ir a la bañera
- Es el mar
- Nunca vas a la playa
- Esto es la playa
- No te soporto
Pedaleaba de vuelta sintiéndose más limpio, libre de organismos pegados a la piel por la acción liberadora de los labios de Jeanette. El sol se ponía, acababa el ciclo de hoy. Jeannette no opuso resistencia a su marcha, pero él sabía que ahora lo ignoraría durante semanas por el feo de esta noche. Hay un brillo fugaz de tristeza  en los ojos de los peces payaso que enseguida cubren con su maquillaje de clown. ¿Dónde quedaron los tiempos en que vivir era la gran aventura y te creías hasta el azul del cielo?
Se detuvo ante una encrucijada. Girar a la derecha e ir al estudio a trabajar, ser una persona, sumergirse en la sequedad de la tierra, o seguir de frente, donde estaba la bañera, el mar abierto, con sus velas y efectos especiales.
Y qué más da: bajo el agua, con la cabeza completamente sumergida, rememoraba la tarde, los gemidos, el calor, la belleza de Jeanette, su sabor, y el sonido de la ciudad era como los gritos de alarma de cetáceos oceánicos, mientras esperaba al siguiente ciclo de adquisición de parásitos y limpieza voraz.
Porque todo es como una peonza que gira y gira contando siempre la misma historia sobre un azul profundo que se hace negro cuanto más profundamente lo conoces... 





                              Quike Duckieboy desde Sevilla, pasando por su año
                               sabático berlinés, propone este 
                               relato junto a su ilustración. 


Los peces payaso




5 comentarios:

  1. ¡¡Por fin he conseguido reordenar tu texto!!
    Quique, yo que tú al personaje le miraría lo del estado larvario, igual descender en la cadena alimenticia, serías más feliz. ¿Quién es el pez payaso?

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    1. Gracias! :)
      jajajajajajajaja, mutar en cápsulas es una actividad edificante! ;) El pez payaso es una mezcla de seres con rasgos marinos en común, cuyos nombres reales realmente no aportan nada al relato, creo yo (y sí algunos problemas de salud en lo relacionado a potenciales traumatismos y demás objetos artísticos del siglo XIX, donde un policía aporreando a un ciudadano se ha convertido en un icono, o meme, dentro de un nuevo costumbrismo social artístico).

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  2. Imaginación para construir la trama. he estado pendiente hasta el final para ver que pasaba.

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    1. Muchas gracias! Me preocupaba la falta de acción en la trama, dado que se resume en "un tío sale de una bañera, se lía con una tía, y vuelve a la bañera".

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