domingo, 30 de agosto de 2015

Robespierre en la bañera


Robespierre en la bañera




Fíiiigaro, Fígaro, Fígaro, Fíiiigaro… Laralalára, laralalá… Soy el factotum de la ciudad…
¡Soy el mejor, soy el mejor, voy a ganar! ¿Qué digo? Esto no es un concurso, luego: ¿en qué sirve? ¿a quién vale? Ah, ¡claro! Se trata de ejercitar el talento, sin ánimo de lucro ninguno, sin desembolso previo, sin la incertidumbre de la espera, sin… ¡Nada!
Es un ejercicio lúdico -a solaz- como cazar ratones pero sin premio; para gente con sensibilidad ¡Qué sandez! Yo no soy persona, o sí, no sé… Está claro que soy un “Felis silvestris catus”, coloquialmente: “minino, gatito-gatito o como te pille te vas a enterar”.
Tenemos nuestros derechos, como todo el mundo: nos agrada sobremanera que nos consideren -acaricien- nos cuiden -mimen- y que nos cepillen el pelo a la contra; bueno, no
¡Eso nunca! Lo que de verdad nos vuelve locos es ronronear -atávico- y a la romántica de mi dueña ¡Más!
Ejem... voy a participar, aunque no acabe de verlo con tanta espuma, je je. En fin, a ver si me centro -siempre olvido el bigote- y es fundamental para relamerse a gusto:
Fíiiigaro, Fígaro, Fígaro, Fíiiigaro…





Texto : Rosa Cid
http://rosacid.com
rcid@infoarchivo.com

1 comentario:

  1. No hay nada como una buena crítica para promocionarse eh, pero aún estoy esperando tu gran relato, eso sí cuando dejes de ser "el hombre para todo".

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